Fermoselle se encuentra rodeada por los ríos Duero y Tormes sobre un empinado cerro cuyas laderas se precipitan en bancales con viñedos, olivos y frutales.
En la villa de Fermoselle destacan las ruinas del Castillo de Doña Urraca, las casonas de antigua construcción, las tortuosas y empinadas calles y las bodegas subterráneas excavadas en la roca repartidas por todo el subsuelo y comunicadas entre sí formando un auténtico laberinto.
Todo ello ha contribuido a que haya sido declarada conjunto histórico-artístico.